Todo mi tiempo disponible lo dedicaba al aprendizaje, descubrí que podía conocer sobre la naturaleza de los eventos y las personas antes de que estos pudieran sorprenderme con algo que no fuese capaz de afrontar. La cartomancia con baraja española se había convertido en parte esencial de mi vida.

Mi primera lectura de Baraja Española

Pero no fue hasta un año después que me atreví a leer las cartas para otra persona. Sin querer, en unos meses las cartas me habían convertido en una persona con fama de buen adivino.

Intenté explicar siempre que yo solo leía las cartas y que ha decir verdad cualquier persona que se lo propusiera podía lograrlo. Argumento que muchas personas no aceptaron como cierto, y pasado un tiempo había dejado de promover una idea que al parecer solo yo entendía.

Seguí trabajando, estudiando y consultando a las cartas siempre que lo necesitaba o cuando alguien me lo pedía.

El oráculo que me convirtio en cartomante

Fue así como la cartomancia dejó de ser sólo mi oráculo personal para convertirse en una segunda fuente de ingreso. Sin darme cuenta me estaba convirtiendo en el cartomante de cada vez más personas.

Hasta que un día revisando mis cuentas noté que las cartas me estaban generando más ingresos que mi trabajo regular.

Las cartas no solo me permitieron ser mejor persona, hacer las correcciones necesarias en mi relación de pareja para que esta llegara a consolidarse como mi mejor refugio. Ellas me abrieron las puertas para que pudiera relacionarme mucho mejor con mi entorno, y para llegar a conocer personas en todo el mundo que hoy son amigos, clientes, maestros, compañeros de camino. No bastando con todo eso, también entraron a competir  en el campo de mis actividades financieras hasta ganarse el puesto número 1. 

Supe entonces que era hora de buscar retribuir el regalo que la vida me había entregado.